PARQUE NACIONAL YASUNI
El Parque contiene el 44% de los pájaros de la cuenca del Amazonas, hecho que la convierte en uno de los lugares de aves más ricos de la tierra. Las estadísticas están llenas de ejemplos similares en cuanto a distintas variedades de murciélagos, anfibios, reptiles, abejas y otras criaturas.
En 1989 la UNESCO declaró al parque como Bio-reserva y Herencia Cultural de bido a su excepcional diversidad y la presencia de los pueblos Taromenane y Tagaeri.
El Gobierno nacional ecuatoriano declaró 700.000 hectáreas del parque “Zona Intangible”. Esta declaración implica que la zona ha de ser protegida de la minería, la extracción petrolífera, la tala de árboles, la colonización o cualquier actividad que pudiera alterar la biodiversidad y la cultura etnológica de la zona.


Algunos grupos indígenas han conseguido preservar aspectos de su cultura y continuar viviendo de la forma más tradicional posible, luchando contra continuas violaciones de sus derechos.
Otros, como los Tagaeri y los Taromenane, descendientes de los antiguos guerreros, han huido a las profundidades del bosque para escapar de la “civilización” y continuar sin contacto con el mundo exterior...
Los Waorani, cazadores y recolectores semi nómadas, necesitan un amplio territorio para desarrollar su medio de vida tradicional. Sus tierras solían extenderse más de 2.000.000 hectáreas, pero hoy en día cuentan tan solo con algo más de 612.560 hectáreas que ni siquiera les son respetados en su totalidad.
Junto a los Taromenane constituyen las dos últimas comunidades indígenas que actualmente viven en aislamiento voluntario en Ecuador.
El origen de los Taromenane es desconocido, pero se cree que de alguna manera están emparentados con el pueblo Waorani.
Los Kichwa amazónicos son también conocidos como Naporunas, que significa “pueblo del río Napo” en su lengua tradicional. De acuerdo con las creencias de los Kichwa, el padre (el río Napo) fertiliza a la madre (la tierra) para asegurar la abundancia.
'Los vertidos petrolíferos son habituales ya que las empresas petrolíferas consideran las medidas preventivas demasiado caras, mientras que los derrames petroleros son considerados como una buena manera de hacer dinero por las empresas de oleoductos. Los vertidos se filtran en la tierra, contaminan los cultivos y el agua, producen enfermedades en los animales, que infectan a los grupos indígenas y extienden las enfermedades. Los vertidos se estancan en charcas durante años; la destrucción no tiene fin.”
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